
Kimonos de celofán
Bitácora escrita desde Sealand
martes, 17 de marzo de 2009
lunes, 2 de febrero de 2009
La prensa, idiota
Johansson reflexiona sobre los pezones masculinos.
"Fascinada y confusa, Scarlett admite no comprender ciertos aspectos de la anatomía masculina, aunque tal desconcierto no ha disminuido su interés sensual por los hombres."
Victoria Beckham: 'Dentro de mí hay un gay que quiere salir fuera'"Y como me encantan las mujeres, me encantan los hombres gays. Lo digo siempre: dentro de mí hay un gay que quiere salir fuera."
viernes, 23 de enero de 2009
jueves, 25 de diciembre de 2008
Disney y el arte egipcio

Uno al ver estas obras piensa en cómo es posible que no les molestase ver una cara de perfil con un ojo que te mira de frente. Como los dos pies muestran el pulgar en primer plano, resulta que o ambas piernas son derechas o bien ambas son izquierdas. Las palmas de las manos también miran hacia el espectador, aunque estén sosteniendo algo.
Pero sin embargo uno puede no enterarse en absoluto de este efecto si no le presta atención. Incluso en una animación, donde debería resultar más cantoso. Ahí tienen a Mickey Mouse. Las orejas de Mickey nunca se ven en escorzo, siempre siempre están orientadas hacia el espectador, como si fueran antenas inteligentes. De frente es así:


Fíjese en cómo se reorientan en las animaciones. Las orejas saben de Usted, le están detectando y le siguen sin descanso. Si sigue por esa senda verá que tiene un factor monstruoso.
Sólo hubo un intento de hacer que las orejas de Mickey siguieran la perspectiva. En el corto de 1940 The Little Whirlwind, Mickey perdió la cola y sus orejas adquirieron un aspecto tridimensional. Todo esto duró muy poco, ya digo. Hoy en día incluso en los episodios en 3d las orejas le siguen a Usted, para quebradero de cabeza de los animadores.
Y es que sin las orejas redondas el personaje es menos reconocible. Miren si no este ejemplo, sacado de aquí. Uno puede vestir a Mickey como quiera, que mientras se le vean las orejas es reconocible.
Pero a la que le cambias las orejas, la lías.
Hay que estar al tanto de estas cosas, porque a la que te descuidas el arte egipcio te la juega:
miércoles, 3 de diciembre de 2008
Bujarreo exótico: Los Hijra




Tras las invasiones musulmanas hubo una época dorada de los hijra, porque había muchos. Los musulmanes les castraban (antes parece que los hijra no eran castrados) y les ponían a cargo de un harén. Desde ahí podían hacer carrera. Uno gobernó un buen cacho de India.
Aunque los musulmanes les tenían mucho cariño, los británicos no acabaron de encontrarles el punto, así que firmaron unas cuantas leyes contra la sodomía y la castración para ver si se los quitaban de encima. Los hijra perdieron cualquier privilegio que pudieran tener y quedaron muy mal parados. La élite india anglófila les perdió también el aprecio. Tras la independencia

Una vez se ha convertido uno en hijra se tiene que buscar una familia de hijra que le acoja. Estas familias tienen un gurú que enseña a feminizarse a unos cinco discípulos. Los discípulos o chelas le entregan a cambio el dinero que consiguen. Para sacarse unas pelillas los hijra se prostituyen o hacen rondas por las bodas y los nacimientos de niños, donde van sin invitación, cantan y reciben un pago de la familia. En la boda hacen de confesores a las novias en materia sexual. De eso se supone que saben. En la cama siempre reciben y si el que les da por culo es un señor casado, la comunidad calla. Algunos creen que dan buena suerte, otros que son unos indeseables, pero casi todos creen que si no le pagas a un hijra te maldice con el poder divino que recibieron en su castración y trae muy mala suerte. Hay por ahí bandas de eunucos que exigen dinero a los transeuntes a cambio de no enseñar su castración. Otros van más allá y cogen a la gente y la capan, no sé bien por qué. Por inquina será. Y es que de todo hay en la viña de señor.

En este vídeo encontrarán muchas fotos de bujarreo monzónico.
Un saludo
Hijra en la historia
viernes, 28 de noviembre de 2008
La Tierra, hueca. III: El Tercer Reich


Y entonces llegan los nazis. Los nazis son una galaxia del ocultismo y la pseudociencia. La leyenda los relaciona con este tema de dos formas distintas: la Tierra Cóncava de la Hohlweltlehre, y una amalgama de la Tierra Hueca de Symmes con el fascinante mundo Vril. Por si fuera poco, el nacionalsocialismo tenía su propia cosmología oficial, la Welt Eis Lehre, la cosmogonía de Höriger según la cual el universo proviene del choque entre un enorme sol y un gigantesco bloque de hielo. Toda una teoría que oponerle a las paparruchas judías de Einsten. Según se dice, al consultarle a Hitler qué teoría era la correcta, el führer respondió:
"No necesitamos en absoluto una concepción coherente del mundo. Los dos pueden tener razón".
Y sin embargo al final fue Höriger el que se llevó el gato al agua. Se dice que Hitler, junto a Himmler y Göring, mandó instalar cámaras telescópicas infrarrojas apuntando al cielo en la isla báltica de Rügen para registrar el movimiento de los barcos británicos en los océanos de las antípodas de acuerdo con la Hohlweltlehre, todo supervisado por el doctor Heinz Fischer, que sabía mucho de rayos infrarrojos. Sin embargo, los experimentos fueron un fracaso y cuando llegó la noticia a Alemania Bender cayó en desgracia dando con sus huesos en un

Pero nos queda la teoría de los boquetes polares a la Symmes y la sociedad de los Vril, una historia estupenda.
Resulta que en 1871 se publicó una novela de Edward Bulwer-Lytton llamada Vril: The Power of the Coming Race. En ella el narrador cuenta que una catástrofe natural separó a una parte de la humanidad, muy aria ella, los Vril-ya, y la confinó en un mundo subterráneo y cavernoso. Allí estuvieron guerreando entre sí en una lucha de voluntades como mandan los cánones del señorío hasta que descubrieron una poderosa fuerza natural, la Fuerza Vril, y se dieron a la eugenesia como buenos arios puros que eran. La Fuerza Vril sirve por ejemplo para iluminar o curar a la gente, pero sobre todo para destruir enemigos a cascoporro. El narrador alerta al final de la novela del peligro de que los Vril-ya se queden sin lebensraum y vuelvan a la superficie para someter o destruir al resto de la humanidad.
La Fuerza Vril se puede identificar con la idea de la electricidad que se tenía antes de Maxwell. En la novela se indica en este sentido que Faraday sería capaz de entender esta fuerza natural. En concepción de la electricidad, la energía se puede extraer del ambiente si se tienen los conocimientos necesarios. Es decir, que no hay necesidad de generador. Sería pues una energía estupenda que lo mismo podría servir para un roto que para un descosido o para una máquina de movimiento perpétuo.

El descubrimiento de los rayos X a mediados de la década de 1890 hizo que no pareciera tan descabellada la idea de misteriosas fuerzas naturales por descubrir y dominar. Desde principios de siglo hasta los años treinta, el ocultismo cobró mucha fuerza. Es la época de Houdini, del interés de los artistas por la cuarta dimensión y de la relatividad especial. La teosofía resucitó en esta época y alcanzó mucha difusión, y con ella la idea de los Vril. La novela conoció entre 1874 y 1924 cuatro traducciones distintas al alemán, una de ellas realizada por un antroposofista según los deseos de Rudolf Steiner. Con el mundo newtoniano desintegrándose por momentos, la posibilidad de la Fuerza Vril, que no es más que una fuerza desconocida y poderosa que se puede extraer del ambiente si se sabe cómo, encontró el ambiente perfecto para extenderse.

En ellos la RAG afirmaba conocer una técnica que permitía disponer de la ansiada fuerza Vril. La descripción de la técnica recordaba fuertemente al trabajo de Carl Schapeller, un austríaco que aseguraba haber desarrollado una máquina de movimiento perpetuo que funcionaba con una fuerza elemental similar al Vril que llamó Raumkraft (fuerza del espacio).
No se sabe quién escribió estos panfletos de la RAG. Un texto posterior viene firmado por un tal Johannes Täufer, pero es probable que se trate de un pseudónimo, quizá del editor, Otto Wilhelm Barth. Todo parece apuntar a que fue una corriente minoritaria dentro del auge ocultista de la época.

Si los años anteriores a la guerra eran idóneos para que se extendiese la idea de la fuerza Vril, los posteriores a la guerra fueron años dorados para las especulaciones pseudohistóricas sobre el Tercer Reich. Trece años más tarde, en 1960, un par de suizos publicó un libro que extendía en mucho el relato de Ley: Le matin des magiciens, que venía a decir que la sociedad Vril había contactado con los teosofistas, luego con los rosacruces (una sociedad secreta de raíces en el medievo) y finalmente con la Sociedad Thule, una sociedad ocultista muniquesa que es la madre del cordero del ocultismo nazi.

Según otra versión más, de un búlgaro llamado Terziski que dice ser el presidente de la Academia Estadounidense de Ciencias Disidente, los nazis no acabaron en el interior de la Tierra, sino de la Luna, donde dieron hospedaje a rusos y americanos durante la carrera espacial, porque ya se sabe que cuando uno está lejos de casa se alegra de recibir visitas del terruño que no hubiese aguantado en condiciones normales.
Uno de los más insignes seguidores actuales del temita Vril es Johann Seiger, que reivindica ser el legítimo jefe de estado de Sealand, el fuerte naval del Mar del Norte refundido en micronación. El grupo de Seiger fue, por cierto, el responsable de expender unos 150.000 pasaportes de Sealand, y venderlos por internet desde Madrid a la mafia del este. En fin. Seiger nos avisa, desde su página web, de que aún no se pueden revelar todos los detalles del asunto Vril por razones de seguridad, no vaya a ser, pero que lo están ultimando. Desde aquí les deseamos lo mejor para ellos y sus familiares.

Descripciones técnicas de platillos volantes nazi
Sobre Vril
domingo, 23 de noviembre de 2008
La Tierra, hueca. II: Koresh y la cosmogonía celular


Martin Gardner considera que esta cosmogonía es una forma de volver al útero materno, pero vaya uno a saber.
Tras la revelación, Cyrus se convirtió un mesías que tenía que salvar a los 144.000 discípulos


En el canal de drenado de Illinois realizó el siguiente experimento. Puso su telescopio a 12 pulgadas de la superficie del agua y apuntó a un objetivo a 16 pulgadas sobre el agua, 5 millas adentro. Si la tierra es convexa no debería haberlo visto, pero lo vio. Esto dio a alas a los koreshianos, aunque los críticos se quejaron: la refracción atmosférica era la causa del fenómeno.
En 1894 los koreshianos (más de 200 por aquella época) recibieron la donación de 300 acres en Florida de un simpatizante, Gustave Damkohler. Llamaron a su nuevo hogar New Jerusalem. Morrow se dedicó a preparar un experimento que no dependiese en la traicionera luz; usaría en cambio un artefacto que pudiera trazar una línea recta de materia. Este artefacto estaba compuesto de "rectilineadores".


A Koresh le llegó la muerte en un rifirrafe con jefe de policía de Fort Meyers. Era el 22 de diciembre de 1908. Le dejaron en la bañera esperando a que resucitara y llevase a los cielos a sus fieles. Sus seguidores dejaron el trabajo y rezaron sin descanso durante dos días hasta que el responsable de sanidad pública ordenó que lo enterrasen. En 1921 un huracán tropical se llevó consigo la tumba y nunca más se supo de su cuerpo.
El diario koreshiano, The Flamming Sword, siguió publicándose hasta 1949. En él se decía que los que combaten el koreshianismo son el anticristo y que las ideas de Koresh acerca de la alquimia plantaron la semilla del Proyecto Manhattan. En 1949 la imprenta se incendió y no se supo más de The Flaming Sword. Años antes, en 1914, algunos ejemplares habían llegado a manos de un prisionero de guerra alemán en Francia, un tal Peter Bender, que quedaría fascinado y se llevaría el culto a su país, refundido en la Hohlweltlehre, donde causó sensación, como veremos en la siguiente entrega.
El último koreshiano murió en 1982.
Bibliografía sobre el koreshianismo
Nuevo Jerusalen en Google Maps
Biografía de Koresh
Explicación detallada de los experimentos de Morrow
Fotografías de koreshianos
Relato de un viajecillo a New Jerusalem