Bitácora escrita desde Sealand

jueves, 25 de diciembre de 2008

Disney y el arte egipcio

En el arte egipcio todo está representado de la forma más reconocible. La cabeza de perfil; el torso de frente; las piernas de perfil y separaditas y con dos los pies muestran el pulgar en primer plano, y los ojos de frente. Todo evitando el escorzo, siempre.

Uno al ver estas obras piensa en cómo es posible que no les molestase ver una cara de perfil con un ojo que te mira de frente. Como los dos pies muestran el pulgar en primer plano, resulta que o ambas piernas son derechas o bien ambas son izquierdas. Las palmas de las manos también miran hacia el espectador, aunque estén sosteniendo algo.

Pero sin embargo uno puede no enterarse en absoluto de este efecto si no le presta atención. Incluso en una animación, donde debería resultar más cantoso. Ahí tienen a Mickey Mouse. Las orejas de Mickey nunca se ven en escorzo, siempre siempre están orientadas hacia el espectador, como si fueran antenas inteligentes. De frente es así:
Y cuando gira la cabeza sus orejas se mueven mágicamente por su cabeza hasta ponerse una en la coronilla y otra en la nuca:

Fíjese en cómo se reorientan en las animaciones. Las orejas saben de Usted, le están detectando y le siguen sin descanso. Si sigue por esa senda verá que tiene un factor monstruoso.


Sólo hubo un intento de hacer que las orejas de Mickey siguieran la perspectiva. En el corto de 1940 The Little Whirlwind, Mickey perdió la cola y sus orejas adquirieron un aspecto tridimensional. Todo esto duró muy poco, ya digo. Hoy en día incluso en los episodios en 3d las orejas le siguen a Usted, para quebradero de cabeza de los animadores.


Y es que sin las orejas redondas el personaje es menos reconocible. Miren si no este ejemplo, sacado de aquí. Uno puede vestir a Mickey como quiera, que mientras se le vean las orejas es reconocible.

Pero a la que le cambias las orejas, la lías.

Hay que estar al tanto de estas cosas, porque a la que te descuidas el arte egipcio te la juega:

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Bujarreo exótico: Los Hijra

Los hijra son unos indios (de punto, no de plumas) del tercer sexo. Algunos son hombres, otros son mujeres y otros son intersexuales: el punto en común es que no sirven para hacer familias. Un intersexual tiene los genitales a medio camino entre la almeja y el caracol. A veces están castrados. La castración se hace en dos cortes sin anestesia, sin más. Cuando el hijra recién hecho se pone a aullar del dolor, los demás tocan unas trompetas muy fuerte y que siga la fiesta. Se mete un palico en la uretra para que no se cierre al cicatrizar y se deja en aceite de sésamo, no se vaya a infectar. A eso se le llama "renacer". Una vez renacido, pasas a ser del tritiya-prakrit, el tercer sexo, ya nadie espera de ti que te cases ni que tengas hijos y las cosas pueden seguir su curso.

Hace mucho tiempo que hay hijra ya. En el Kamasutra salen felando a los compadres. También en el Mahabharata. Todo esto, como ven, es muy viejo. Son de una casta especial que adora a Bahuchara Mata, una diosa que cuando era muchacha se cortó las tetas cuando la iban a violar y consiguió inexplicablemente que el violador quedase impotente. Este increíble suceso la catapultó a la adorable familia de los dioses Indios. Ahora vive feliz cabalgando un pollo. Tiene cuatro brazos, pero no le han vuelto a crecer las tetas. Y es que Bahuchara Mata es misteriosa, como los hijra. Otros adoran a ardha-nareeshwar, una forma de Shiva medio hombre medio mujer, pero a mí lo del pollo me gusta más.

Tras las invasiones musulmanas hubo una época dorada de los hijra, porque había muchos. Los musulmanes les castraban (antes parece que los hijra no eran castrados) y les ponían a cargo de un harén. Desde ahí podían hacer carrera. Uno gobernó un buen cacho de India.

Aunque los musulmanes les tenían mucho cariño, los británicos no acabaron de encontrarles el punto, así que firmaron unas cuantas leyes contra la sodomía y la castración para ver si se los quitaban de encima. Los hijra perdieron cualquier privilegio que pudieran tener y quedaron muy mal parados. La élite india anglófila les perdió también el aprecio. Tras la independencia volvieron a despenalizar la sodomía y compañía. Sólo quedó la ley contra la castración, pero es muy raro que se aplique por mucho follón que armen con las trompetas al castrar a nadie.

Una vez se ha convertido uno en hijra se tiene que buscar una familia de hijra que le acoja. Estas familias tienen un gurú que enseña a feminizarse a unos cinco discípulos. Los discípulos o chelas le entregan a cambio el dinero que consiguen. Para sacarse unas pelillas los hijra se prostituyen o hacen rondas por las bodas y los nacimientos de niños, donde van sin invitación, cantan y reciben un pago de la familia. En la boda hacen de confesores a las novias en materia sexual. De eso se supone que saben. En la cama siempre reciben y si el que les da por culo es un señor casado, la comunidad calla. Algunos creen que dan buena suerte, otros que son unos indeseables, pero casi todos creen que si no le pagas a un hijra te maldice con el poder divino que recibieron en su castración y trae muy mala suerte. Hay por ahí bandas de eunucos que exigen dinero a los transeuntes a cambio de no enseñar su castración. Otros van más allá y cogen a la gente y la capan, no sé bien por qué. Por inquina será. Y es que de todo hay en la viña de señor.
Trabajos normales no encuentran, aunque alguno les ha empleado en salones de belleza. Pero desde los británicos parece que no les va del todo bien. Aunque hay de todo, en dos sitios que se llaman Gorakhpur y Katni dos hijra llegaron a alcaldes. Hay una leyenda popular que dice que llegará un día en el que los hijra gobernarán.

En las películas de Bollywood a veces hacen papeles protagonistas dramáticos pero normalmente se prestan más al cachondeo. Algo así como Will Smith, para entendernos. Yo no he visto ninguna.

En este vídeo encontrarán muchas fotos de bujarreo monzónico.


Un saludoLista de dioses indios asociados con indeterminaciones sexuales
Hijra en la historia

viernes, 28 de noviembre de 2008

La Tierra, hueca. III: El Tercer Reich


Al final del artículo anterior dejamos a Peter Bender, un prisionero de guerra alemán en Francia, entusiasmado con el periódico koreshiano que afirmaba que la tierra es hueca y vivimos en su interior. A su vuelta a Alemania da a luz un movimiento, la Holtweltlehre. Su cosmogonía aprovecha elementos de Gardner, pero es hija directa de la de Koresh: el aire se va haciendo menos denso hasta llegar al vacío del centro de la burbuja que es el universo. Allí hay tres astros: la Luna, el Sol y un cuerpo azulado con puntitos brillantes (las estrellas) que de noche tapa al Sol. Como en el caso de Koresh, los rayos de luz no viajan en línea recta, así que jugando con las trayectorias se puede conseguir que todo cuadre mal que bien. En Alemania la idea enraizó con fuerza. Johannes Lang, Karl Neupert y Fritz Braun tomaron el testigo.

Y entonces llegan los nazis. Los nazis son una galaxia del ocultismo y la pseudociencia. La leyenda los relaciona con este tema de dos formas distintas: la Tierra Cóncava de la Hohlweltlehre, y una amalgama de la Tierra Hueca de Symmes con el fascinante mundo Vril. Por si fuera poco, el nacionalsocialismo tenía su propia cosmología oficial, la Welt Eis Lehre, la cosmogonía de Höriger según la cual el universo proviene del choque entre un enorme sol y un gigantesco bloque de hielo. Toda una teoría que oponerle a las paparruchas judías de Einsten. Según se dice, al consultarle a Hitler qué teoría era la correcta, el führer respondió:
"No necesitamos en absoluto una concepción coherente del mundo. Los dos pueden tener razón".

Y sin embargo al final fue Höriger el que se llevó el gato al agua. Se dice que Hitler, junto a Himmler y Göring, mandó instalar cámaras telescópicas infrarrojas apuntando al cielo en la isla báltica de Rügen para registrar el movimiento de los barcos británicos en los océanos de las antípodas de acuerdo con la Hohlweltlehre, todo supervisado por el doctor Heinz Fischer, que sabía mucho de rayos infrarrojos. Sin embargo, los experimentos fueron un fracaso y cuando llegó la noticia a Alemania Bender cayó en desgracia dando con sus huesos en un campo de concentración, para pena de Göring, que le había cogido mucho aprecio al aviador. Con Bender muere también esta conexión de los nazis con la Hohlweltlehre. En una entrega posterior veremos el último episodio de la Tierra Cóncava de Teed/Koresh: la defensa irrefutable de esta cosmología por el matemático egipcio Mustafá Abdelkader.

Pero nos queda la teoría de los boquetes polares a la Symmes y la sociedad de los Vril, una historia estupenda.

Resulta que en 1871 se publicó una novela de Edward Bulwer-Lytton llamada Vril: The Power of the Coming Race. En ella el narrador cuenta que una catástrofe natural separó a una parte de la humanidad, muy aria ella, los Vril-ya, y la confinó en un mundo subterráneo y cavernoso. Allí estuvieron guerreando entre sí en una lucha de voluntades como mandan los cánones del señorío hasta que descubrieron una poderosa fuerza natural, la Fuerza Vril, y se dieron a la eugenesia como buenos arios puros que eran. La Fuerza Vril sirve por ejemplo para iluminar o curar a la gente, pero sobre todo para destruir enemigos a cascoporro. El narrador alerta al final de la novela del peligro de que los Vril-ya se queden sin lebensraum y vuelvan a la superficie para someter o destruir al resto de la humanidad.

La Fuerza Vril se puede identificar con la idea de la electricidad que se tenía antes de Maxwell. En la novela se indica en este sentido que Faraday sería capaz de entender esta fuerza natural. En concepción de la electricidad, la energía se puede extraer del ambiente si se tienen los conocimientos necesarios. Es decir, que no hay necesidad de generador. Sería pues una energía estupenda que lo mismo podría servir para un roto que para un descosido o para una máquina de movimiento perpétuo.

Ĺa novela de Bulwer-Lytton tuvo un gran éxito. Fue la única novela del autor que se tradujo a otras lenguas y el término Vril se extendió tanto que llegó a figurar en el diccionario y a dar nombre a una marca de extracto de carne de vaca, Bovril. El libro ha sido interpretado de cuatro formas distintas: ciencia ficción, utopía, sátira del neodarwinismo y el socialismo incipiente de su época, y, por último, obra de no ficción en la que Bulwer-Lytton contó de tapadillo unos hechos que conocía muy bien, que es la que nos interesa aquí. Entre los que creyeron esto destacan los teosofistas. La teosofía es una religión fundada por Helena Blavatsky en 1875. Para Blatavski los Vril se han vuelto unos buenazos que nos pueden servir de guías espirituales y que no tienen interés ninguno en devastarnos. Para el teosofista William Scott-Elliot, los atlantes tenían naves impulsadas por la Fuerza Vril, que es una fuerza psíquica y este conocimiento ha sido preservado por un grupo de sacerdotes. Y es que por qué no van a estar los atlantes ahí abajo.

El descubrimiento de los rayos X a mediados de la década de 1890 hizo que no pareciera tan descabellada la idea de misteriosas fuerzas naturales por descubrir y dominar. Desde principios de siglo hasta los años treinta, el ocultismo cobró mucha fuerza. Es la época de Houdini, del interés de los artistas por la cuarta dimensión y de la relatividad especial. La teosofía resucitó en esta época y alcanzó mucha difusión, y con ella la idea de los Vril. La novela conoció entre 1874 y 1924 cuatro traducciones distintas al alemán, una de ellas realizada por un antroposofista según los deseos de Rudolf Steiner. Con el mundo newtoniano desintegrándose por momentos, la posibilidad de la Fuerza Vril, que no es más que una fuerza desconocida y poderosa que se puede extraer del ambiente si se sabe cómo, encontró el ambiente perfecto para extenderse.

En 1930 circularon por los grupos ocultistas de Berlín dos panfletos publicados por la Reichsarbeitsgemeinschaft, Das kommende Deutschland (algo así como Grupo de trabajo del Reich de la Alemania venidera, de aquí en adelante RAG). Sus títulos eran: Weltdynamismus y „Vril“. Die Kosmische Urkraft Wiedergeburt von Atlantis, (La fuerza elemental cósmica resucitada de Atlantis).

En ellos la RAG afirmaba conocer una técnica que permitía disponer de la ansiada fuerza Vril. La descripción de la técnica recordaba fuertemente al trabajo de Carl Schapeller, un austríaco que aseguraba haber desarrollado una máquina de movimiento perpetuo que funcionaba con una fuerza elemental similar al Vril que llamó Raumkraft (fuerza del espacio).

No se sabe quién escribió estos panfletos de la RAG. Un texto posterior viene firmado por un tal Johannes Täufer, pero es probable que se trate de un pseudónimo, quizá del editor, Otto Wilhelm Barth. Todo parece apuntar a que fue una corriente minoritaria dentro del auge ocultista de la época.

Pero la interpretación cambiaría en 1947, cuando Willy Ley, un astrónomo y físico que había colaborado en los ensayos de cohetes alemanes hasta que se largó a EEUU en 1936, publicó un ensayo titulado Pseudoscience in Naziland en la revista pulp Astounding Stories. En él, Ley decía que la sociedad nazi estaba más que dispuesta a darle pábulo a las pseudociencias y aseguraba que existió un grupo dedicado a investigar el Vril, la Wahrheitsgesellschaft, o Sociedad de la Verdad, con sede social en Berlín.

Si los años anteriores a la guerra eran idóneos para que se extendiese la idea de la fuerza Vril, los posteriores a la guerra fueron años dorados para las especulaciones pseudohistóricas sobre el Tercer Reich. Trece años más tarde, en 1960, un par de suizos publicó un libro que extendía en mucho el relato de Ley: Le matin des magiciens, que venía a decir que la sociedad Vril había contactado con los teosofistas, luego con los rosacruces (una sociedad secreta de raíces en el medievo) y finalmente con la Sociedad Thule, una sociedad ocultista muniquesa que es la madre del cordero del ocultismo nazi.

A partir de aquí hay ingredientes suficientes para construir constelaciones de hipótesis. En 1992 Norbert Jürgen-Ratthofer y Ralf Ettl publicaron su Das Vril Projekt, en el nos cuentan que la sociedad Thule habría contactado telepáticamente con una raza alienígena de Aldebarán que les habría ayudado a construir naves espaciales para llegar hasta ellos: los platillos volantes. Hay varios modelos de estas máquinas (entre los enlaces del final encontrarán uno con unas cuantas imágenes muy chulas). Cuando se aproximaba la derrota, los nazis insignes se fueron en sus platillos volantes a una base que tienen la antártida, o según otra versión entraron por un boquete polar en el interrior de la Tierra Hueca, donde viven felices con los Vril, los atlantes, los exploradores vikingos extraviados, las Tribus Perdidas de Israel y todos los en algún momento se fueron a comprar tabaco y no volvieron más.

Según otra versión más, de un búlgaro llamado Terziski que dice ser el presidente de la Academia Estadounidense de Ciencias Disidente, los nazis no acabaron en el interior de la Tierra, sino de la Luna, donde dieron hospedaje a rusos y americanos durante la carrera espacial, porque ya se sabe que cuando uno está lejos de casa se alegra de recibir visitas del terruño que no hubiese aguantado en condiciones normales.

Uno de los más insignes seguidores actuales del temita Vril es Johann Seiger, que reivindica ser el legítimo jefe de estado de Sealand, el fuerte naval del Mar del Norte refundido en micronación. El grupo de Seiger fue, por cierto, el responsable de expender unos 150.000 pasaportes de Sealand, y venderlos por internet desde Madrid a la mafia del este. En fin. Seiger nos avisa, desde su página web, de que aún no se pueden revelar todos los detalles del asunto Vril por razones de seguridad, no vaya a ser, pero que lo están ultimando. Desde aquí les deseamos lo mejor para ellos y sus familiares.

Muchas imágenes de platillos volantes nazis
Descripciones técnicas de platillos volantes nazi

Sobre Vril

domingo, 23 de noviembre de 2008

La Tierra, hueca. II: Koresh y la cosmogonía celular

En la entrega anterior nos dejamos pendiente una aportación singular. En 1870 otro buen hombre había dicho que la tierra estaba hueca, pero hay una diferencia importante con Symme. Según esta cosmogonía, nosotros vivimos en la cara interior. Veámoslo:
Cyrus Reed Teed, nacido en 1839, era un graduado en medicina ecléctica (es decir, que recetaba muchas hierbas) interesado en la alquimia y la electricidad. En uno de sus experimentos eléctricos sufrió un shock en el que recibió la visita de una mocita que le reveló que se había reencarnado muchas veces pero que esta era la buena, que era el mesías que tenía que salvar a sus 144.000 discípulos preferidos. Y también le contó muchas cosas más. Que el universo es una burbuja en la roca de 8000 millas de diámetro. Nosotros vivimos dentro, con nuestras cabezas apuntando al centro al caminar. El Sol es una batería helicoidal que está en el centro del universo, es decir, en el centro de la Tierra, rota con un periodo de 24 horas y tiene un periodo de precesión de 24.000 años. Tiene una cara oscura y otra luminosa. Ambas emiten rayos grávicos, que son responsables de la gravedad, pero la luminosa emite también rayos lévicos, responsables de la luz. La luz no viaja en línea recta, sino que describe curvas desde el centro del asunto hasta la superficie. Esto explica que el Sol se mueva. Las estrellas son puntitos luminosos de la cara oscura del sol. El Sol tiene aspecto de ojo, con iris y todo. El iris del ojo es el arco iris, pero se ve sólo en condiciones atmosféricas concretas. Los planetas son discos flotando que vemos a causa de unas complicadísimas refracciones de rayos grávicos y lévicos. Toda la teoría es bastante compleja.

Martin Gardner considera que esta cosmogonía es una forma de volver al útero materno, pero vaya uno a saber.

Tras la revelación, Cyrus se convirtió un mesías que tenía que salvar a los 144.000 discípulos más fieles, así que para facilitar la tarea tradujo su nombre al hebreo y desde entonces sólo respondió al nombre de Koresh. Convenció a unos cuantos de que estaba en lo cierto y montó una casa comunal en Chicago, la Koreshian Unity. Entre los preceptos del koreshianismo se encontraban la correcta comprensión de la cosmogonía koreshiana, el compartirlo todo, la creencia reencarnación y el celibato. Para saludarse usaban la fórmula "we live on the inside". Era muy persuasivo: una madre llegó a demandarle porque había convencido a su hijo de que rompiera su hucha para donarle sus ahorrillos al Nuevo Jesús. Koresh devolvió el donativo y esa demanda quedó ahí. Pero no fue la única. Cuando ya eran cien koreshianos se mudaron a una gran casa con huerto en Illinois. A los vecinos no les acababa de gustar. Alguno le demandó porque su mujer le había abandonado para abrazar el koreshianismo comunal. Y es que las mujeres sumaban el 75% de su comitiva.

Uno de sus discípulos, Ulysses Grant Morrow, que entendía de geodesia, fue el encargado de demostrar que el koreshianismo era cierto. Morrow escribió junto a Koresh el libro The Cellular Cosmogony, donde exponían la tesis koreshiana.

En el canal de drenado de Illinois realizó el siguiente experimento. Puso su telescopio a 12 pulgadas de la superficie del agua y apuntó a un objetivo a 16 pulgadas sobre el agua, 5 millas adentro. Si la tierra es convexa no debería haberlo visto, pero lo vio. Esto dio a alas a los koreshianos, aunque los críticos se quejaron: la refracción atmosférica era la causa del fenómeno.

En 1894 los koreshianos (más de 200 por aquella época) recibieron la donación de 300 acres en Florida de un simpatizante, Gustave Damkohler. Llamaron a su nuevo hogar New Jerusalem. Morrow se dedicó a preparar un experimento que no dependiese en la traicionera luz; usaría en cambio un artefacto que pudiera trazar una línea recta de materia. Este artefacto estaba compuesto de "rectilineadores".

El experimento fue realizado por un grupo de koreshianos entusiastas, que se dedicaron a poner rectilineadores uno junto al otro y vuelta a empezar recorriendo la playa y anotando las mediciones. ¡Fue un éxito! Un defecto de diseño del rectilineador (3 millonésimas de grado sexagesimal bastarían para arruinar este experimento) y el sesgo humano de una multitud que va midiendo y abrazándose en cada medida que confirma que su vida entera tiene sentido hicieron el resto.

A Koresh le llegó la muerte en un rifirrafe con jefe de policía de Fort Meyers. Era el 22 de diciembre de 1908. Le dejaron en la bañera esperando a que resucitara y llevase a los cielos a sus fieles. Sus seguidores dejaron el trabajo y rezaron sin descanso durante dos días hasta que el responsable de sanidad pública ordenó que lo enterrasen. En 1921 un huracán tropical se llevó consigo la tumba y nunca más se supo de su cuerpo.

El diario koreshiano, The Flamming Sword, siguió publicándose hasta 1949. En él se decía que los que combaten el koreshianismo son el anticristo y que las ideas de Koresh acerca de la alquimia plantaron la semilla del Proyecto Manhattan. En 1949 la imprenta se incendió y no se supo más de The Flaming Sword. Años antes, en 1914, algunos ejemplares habían llegado a manos de un prisionero de guerra alemán en Francia, un tal Peter Bender, que quedaría fascinado y se llevaría el culto a su país, refundido en la Hohlweltlehre, donde causó sensación, como veremos en la siguiente entrega.

El último koreshiano murió en 1982.

Bibliografía sobre el koreshianismo
Nuevo Jerusalen en Google Maps
Biografía de Koresh
Explicación detallada de los experimentos de Morrow
Fotografías de koreshianos
Relato de un viajecillo a New Jerusalem

sábado, 22 de noviembre de 2008

La Tierra, hueca. I: De Halley a Gardner pasando por Symmes


A TODO EL MUNDO:
Declaro que la tierra es hueca y habitable en su interior; y contiene varias esferas sólidas concéntricas, unas dentro de las otras, y que está abierta por los polos doce o dieciséis grados. Dedico mi vida en defensa de esta verdad y estoy dispuesto a explorar el hueco si el mundo me apoya y ayuda en esta empresa.

Tengo pendiente de impresión un tratado con los principios del asunto, donde muestro pruebas de la tesis anterior, una recopilación de diversos fenómenos y la revelación del «Secreto Dorado» del Dr. Darwin.

Pido un centenar de compañeros valerosos, bien equipados, para partir de Siberia en otoño, con renos y trineos, en el hielo del mar helado, y cuento con que encontremos una tierra cálida y rica, repleta de vegetales y animales, si es que no hay hombres, al llegar un grado al noroeste de la latitud 62; volveremos en la primavera siguiente.

JNO. CLEVES SYMMES
De Ohio, antes Capitán de Infantería

En 1692, Edmund Halley, el del Cometa, escribió que la Tierra era una esfera hueca de 500 millas de espesor, con dos esferas huecas más dentro de los tamaños de Marte y Venus, y en el centro una esfera sólida del tamaño de Mercurio, todas pobladas. Las esferas interiores tendrían sus propios polos magnéticos y rotarían, lo que explicaría algunas anomalías en las brújulas. El problema de la iluminación estaría solucionado por su atmósfera fluorescente, que los lapones pueden ver en forma de aurora boreal.

Leonard Euler jugueteó también con la idea de la Tierra Hueca, aunque como experimento mental. En su modelo la única esfera interior era un pequeño sol de 600 millas de diámetro. John Leslie modificó la teoría. Según él, había no uno sino dos soletes, que llamó Plutón y Prosperina. Leslie es la fuente de inspiración de Julio Verne en Viaje al Centro de la Tierra.

John Cleves Symmes Junior, donde el Junior indica que no se trata de un tío rico y pionero famoso que tenía mil kilómetros cuadrados en Ohio decidió, tras acabar la Guerra de la Independencia condecorado, defender durante su vida la teoría de que la tierra era hueca y que contenía al menos otras cuatro esferas huecas, todas con un hueco en los polos y con vida pululando, que aunque resuelve el problema de la iluminación, no sería del todo satisfactorio. Pero bueno, ya se apañarían. Los anillos de Saturno le parecieron la prueba de que los astros se ordenaban de forma concéntrica.

Entre las esferas habría un fluído aéreo elástico, distinto del aire, constituido de esferas tan diminutas que no se pueden ver con microscopio. Estas partículas ejercen la fuerza que llamamos gravedad.


Con la intención de demostrarla envió en 1818 cartas a cien empresas gordas pidiendo fondos para explorar los polos. Recorrió el país durante diez años voceando su teoría, pero se reían de él. Le pidió dinero al Congreso en 1822 y 1823. En esta última votaron a favor 25 congresistas. En 1929 murió, y hoy se puede ver un monumento que le dedicó su hijo en Hamilton, Ohio.

Dejó varios discípulos convencidos, los más ferviente de los cuales fueron James McBride, autor de The Symmes' Theory of Concentric Spheres, Jeremiah Reynolds, del que hablaremos dentro de poco, y su hijo Americus. Alegaban que las evidencias eran abrumadoras: las había físicas y climáticas, pues los huracanes y ventoleras estarían causados por viento chupado en los agujeros, pero también estaban las migraciones animales y testimonios de viajeros. Pero la razón principal era la economía. Así como los huesos son huecos, la idea de hacer la tierra hueca supone un ahorro de material (a great saving of stuff) que no debió pasarle desapercibido al Creador.

En 1920 se publicó un libro, Symzonia, a Voyage of Discovery, firmado por un tal Captain Adam Seaborn, una sátira que no descorazonó a los discípulos de Symmes.

Reynolds, hombre del tipo orígenes-modestos-hecho-a-sí-mismo, continuó el proselitismo de ciudad en ciudad hasta que consiguió el apoyo del gabinete del Presidente, John Quincy Adams, que le prometió financiación pública para explorar el agujero polar. Sin embargo perdió las elecciones antes de darle los fondos a Reynolds y su sucesor, Andrew Jackson, abortó la expedición. Aquellos días eran propicios; los Estados Unidos tenían un complejo de inferioridad cultural, y la causa de la exploración polar encauzó el patriotismo, así que poco más tarde convenció a un tal Watson, capitalista de Nueva York, y en octubre de 1929 zarpó del puerto de Nueva York con dos naves: Annawan y Serpa rumbo al gran boquete del Polo Sur. Lo llamaron La Gran Expedición Americana.

Cuando la travesía llegó al antártico las cosas se complicaron, encontraron olas del tamaño de montañas y grandes bloques de hielo que consiguieron esquivar. consiguieron llegar a tierra, al continente antártico, pero descubrieron que allí no había nada que comer y sus provisiones se estaban acabando. Por suerte encontraron un león marino que llevarse a la boca. Al final se convencieron de que el agujero polar estaba cubierto por hielo y decidieron volver a casa. Pero en Valparaíso la tripulación se amotinó, dejó en tierra a Watson y a Reynolds y se fueron rumbo al norte izando una bandera pirata. En Chile estuvo lidiando con los indios Araucanos, que se dice que comandó como coronel contra una tribu vecina. Su aventura Chilena se acabó cuando una fragata de guerra estadounidense llegó a Valparaíso. Reynolds volvió en ella y aprovechó para escribir sus aventuras. En una de ellas hablaba de una ballena blanca capaz de hundir barcos, Mocha Dick . Este testimonio le dio la inspiración a Herman Melville para su Moby Dick, y es posible que los ecos de sus charlas en Baltimore sobre la tierra hueca le llegaran a Poe y sirvieran de inspiración para su Arthur Gordon Pym, El manuscrito en la botella y La incomparable aventura de un tal Hans Pfall. Al parecer, las últimas palabras de Poe fueron "Reynolds, Reynolds". No se sabe si se refería a nuestro Reynolds o a algún trineo. El tirón de la teoría de la Tierra Hueca en la cultura popular se tradujo también en las novelas Las Montañas de la Locura de Lovecraft y el entorno de Pellucidar de Edgard Rice Burroughs, que es un lugar lleno de reptilianos.


En 1896 apareció una novela de título Beyond the Verge, de Witt C. Chipman. En el libro, las tribus perdidas de Israel han acabado dentro de la tierra hueca. El hallazgo de que los polos estaban cubiertos por una capa hielo impenetrable para los judíos, por muy perdidos que estuviesen, no detuvo a todos. A los mormones la explicación les cuadró, y hoy en día todavía algunos intentan organizar expediciones a los polos en busca de las tribus perdidas de Israel.

En 1906 William Reed publica El fantasma de los polos. En esta obra Reed expone una colección de testimonios y hechos que apoyan la teoría de la tierra hueca y perforada en los polos. Polos que, decía, no se podían explorar, por la impepinable causa de su inexistencia. Si los exploradores árticos dicen que los vientos del norte hacen bajar la temperatura ¿no será porque provienen del interior terráqueo, más calentito?


Tras las correrías por los polos que nos contó Mecano, podría parecer que los partidarios de los boquetes polares estaban de capa caída, pero no hay que dejar que la evidencia te arruine una buena teoría.

Poco después, en 1908, Willis George Emerson publicó su The Smoky God, or, a voyage to the inner world. Es una novela supuestamente basada en un suceso real en la que un pescador noruego que llega al interior de la tierra, donde se encuentra con una civilización avanzadísima de vegetarianos muy longevos.

En 1913 la teoría de la Tierra Hueca cobró un nuevo impulso de la mano de un nativo de Aurora, Illinois: Marshall B. Gardner. Este hombre, que trabajaba en el mantenimiento de máquinas de corsetería, publicó ese año un libro titulado A Journey to the Earth's Interior.A Gardner, la idea de las esferas concéntricas de Symmes le parecía una excentricidad fantástica, y no le hacía ninguna gracia que le compararan con él ni con otros locos que no se basaban en los hechos como él hací. Pero lo que sí veía claro es que la Tierra está hueca, con agujeros en los polos, y tiene un espesor de 800 millas. Dentro hay un solete de 600 millas de diámetro que calienta la cáscara, como decía Euler. Los demás planetas están hechos siguiendo el mismo esquema. La aurora boreal es luz del solete interior que se escapa. Los mamuts congelados que aparecen de tanto en tanto vienen del interior del planeta, así como los esquimales. Su modelo de la Tierra Hueca está patentado (#1096102).
Dedicó su libro a demostrar que los exploradores nunca habían llegado al polo. Como no le recibían como el genio que creía ser, supuso que la Primera Guerra Mundial había eclipsado su hallazgo, así que publicó una versión muy ampliada en 1920. Los científicos, como los masones, no te aceptan si no eres uno de los suyos, pero con Gardner la Tierra Hueca había cobrado un armazón pseudocientífico de lo más aparente. La semilla estaba plantada.

Para saber más:
Earth a Hollow Sphere
The romantic history of Jeremiah N. Reynolds
OliverCowdery.com -- The Premier Web-Site for Early Mormon History
Colección de enlaces
The Book of Earths
Fads and Fallacies in the Name of Science, Martin Gardner.
http://subterraneus.blogspot.com Bibliografía sobre la tierra hueca
Blog excelente sobre la Tierra Hueca
What Curiosity in the Structure: The Hollow Earth in Science
Entrada sobre el tema en el blog Ausente

lunes, 3 de noviembre de 2008

Nancy Benoit

Hola, mi nombre es Nancy Benoit. Pero no ha sido siempre así.

Cuando nací, en 1964, me llamaba Nancy Toffoloni. Esto pasó en Florida. El primer recuerdo que tengo es estar subiendo la escalera de un trampolín y darme cuenta de que los señores me miran. Como yo nunca he sido tonta, deduje que estaba buena, y me dije que no estaría mal si me pudiera colocar de modelo. En el parking del instituto conocí a un muchacho, Jim Daus, que me llevó a casa. Un caballero de los que ya no quedan. Me quedé prendadita de él, tanto que dos meses antes de graduarme dejé los estudios para casarme y convertirme en Nancy Daus.
Conseguí un trabajo de telefonista, y luego aprovechando mi planta otro de agente de seguros, pero era muy aburrido. Los fines de semana iba con Jim a ver la lucha libre. A Jim le encantaba cuando salían los villanos y, bueno, a mí siempre me han puesto muy bruta los hombres musculosos. Uno de aquellos señores aceitosos me propuso que me hicieran unas fotos para Apartment Wrestling y me dio un trabajillo vendiendo programas de lucha libre.

A mí aquello me encantaba, la verdad. Estaba rodeada de hombres aceitados que me piropeaban. Qué más puede pedir una mujercita. En las fotos conocí a Kevin Sullivan, un tipo que cortaba el bacalao. Estaba muy contento conmigo. A mí me volvía loquita. A su lado mi marido parecía un mindundi, así que un buen día me dije, ¡qué narices! una no va a estar toda la vida atada a su novio del instituto, ¿verdad? y más teniendo a este hombre detrás mío. Así que me divorcié de Jim y me convertí en Nancy Sullivan.
Mi nuevo marido Kevin era un verdadero entusiasta de la lucha libre. Le gustaba todo. Además de pelear, ideaba los guiones de enfrentamientos y rivalidades entre luchadores, y controlaba la promoción. Era listico. Dirigía un grupo de luchadores siniestro que se llamaba Army of Darkness. Aquellos fueron días felices. Con la excusita de enseñarme llaves de lucha libre siempre acababa calentándome de mala manera. Pero, hey, fui prosperando y acabé aprendiendo más de un truquillo. Tanto fue así que Kevin me estuvo convenciendo para que me hiciera luchadora. Yo no lo tenía claro, porque siempre he sido un poco tímida, ustedes ya saben. Un día de llaves partícularmente satisfactorio di el sí quiero y me convertí en Fallen Angel. ¿A que es un nombre estupendo? Se me ocurrió a mí escuchando a Led Zeppelin.
Qué pintas, ¿verdad? Ay, ¡si supieran lo bien que lo pasábamos!

Si antes pasaba el día entre hombres musculados, ¡imagínense ahora! Me encantaba cómo me cogían y me llevaban con esas manazas. Me sentaba en sus rodillas cuando les maquillaba.

El equipo satánico duró poquito. Pronto nos fuimos a una liga mejor, la WCW. Mi nombre allí no era nada muy allá: me pusieron Woman. Que yo, la verdad, me quejé. Pero bueno, me compensaron dándome un papel muy bueno de manager de una pareja muy apañada llamada Doom.
Luego me hice de los Four Horsemen, que nunca entendí por qué eran cinco. Estaban un poco flácidos, pero eran muy buena gente. Con un humor muy suyo, teníamos muchas bromas internas que nadie más entendía y nos reíamos mucho. Estas cosas son difíciles de explicar para la gente de fuera, pero nosotros llevábamos un cachondeito que era un no parar.
Me fui un tiempo a otra liga, donde fui manager de Sandman.
Éste era majete también, pero en la lucha libre le había tocado el papel de chuloputas. Así que yo iba detrás de él encendiéndole los cigarros y haciendo de putilla. Fueron días felices, pero al final mi marido me convenció para volver a la WCW, donde habíamos pasado tan buenos ratos, de nuevo con los Four Horsemen. Allí me encontré una de cal y otra de arena. Siempre he preferido que me den primero las malas noticias, para así quedarme con el sabor de las buenas: Por un lado me trajero a una putilla al desmadre este de los Four Horsemen, que se iba poblando más y más. Con ella no me llevé nada bien.
Pero por otro, me trajeron a Chris Benoit. Qué quieren que les diga, a mí me compensa. Su figura faliforme hizo que más de una vez se me marcase la pepitilla bajo el bañador.
Mi marido estaba todo el día pensando en la lucha libre, pero no se enteraba de mis desvelos por Chris. Tanto fue así, que se le ocurrió montar una historia en la que yo me iba de viaje con Chris y fingíamos que éramos amantes. Yo había leído hacía poco un libro que se llamaba "cultura y simulacro" y, bueno, ya dicen que jugar al rol está muy mal. Y además, que ustedes ya saben que aunque una mujer finja algo le gusta. Bueno, pues eso, que me armé un lío y me encamé de mala manera con Chris. Es que era algo impresionante, este hombre. Vale que Kevin era juguetón y muy buen chaval, amén de muy listo, pero, ustedes comprenderán ¡qué cuello tenía mi Chris!

Como ven, la lie parda. Fui la primera luchadora que convertía un guión en realidad, y eso, qué quieren que les diga, me gusta. Pero Chris estuvo puteado un tiempo, porque Kevin escribía los guiones, y claro, le acababa jodiendo. Yo hice mutis por el foro, me divorcié de Kevin, y me dediqué a mis labores. El 2000 fue un año importante para nosotros. Chris dejó la WCW harto de Kevin. Yo tuve un hijo suyo en febrero. Nuestro hijo, Daniel, nació con síndrome X frágil. Aunque en un tebeo una cosa con ese nombre te convertiría en superhéroe, en el mundo real significa que eres retrasado. La verdad es que fue una pena, con lo bien qué estábamos antes. A Chris tampoco le hizo ninguna gracia, pero me cogió la mano y me pidió que me casara con él. Así que en noviembre me convertí en Nancy Benoit.
Lo de nuestro hijo fue jodidillo de llevar. Además, Chris tampoco era un padre como para tirar cohetes. Le habían roto muchas sillas en la cabeza y estaba un poco estropeado, aunque yo no se lo comentaba porque se ponía violento. Pobre, seguía un tratamiento con testosterona porque los esteroides le habían dañado los testículos. Eso sí, ganaba una pastaza.

En 2003 estuve a punto de divorciarme de él porque le dio un calentón. Por aquella época cobraba medio millón de dólares al año. Al final me convenció para volver. No fueron nuestros mejores años, la verdad.

Nuestro hijo se estaba quedando algo canijo, así que a Chris se le ocurrió la idea de inyectarle hormona del crecimiento, que él la tenía a mano. Era un manitas con estas cosas.

Seguramente ya sabrán lo que pasó en 2007. Chris vino a mi habitación, me cogió del cuello y me lo apretó. Luego hizo lo mismo con Daniel. Dejó una biblia al lado de cada uno de nosotros y se fue a su sala de pesas, donde se colgó unas horas después sin biblia ni nada.

Un tipo anunció en Wikipedia mi muerte antes de que la policía supiese nada. Luego dijo que había sido casualidad. Yo no entiendo de estas cosas de ordenadores, pero ¿qué raro, no?.

En 2008 la revista Hustler publicó unas fotos mías en pelota. Yo había pedido que destruyeran los negativos para que no se metieran con mi hijo en el cole, que ya bastante tenía él con el síndrome.

Pero bueno, ahora supongo que da igual.