Bitácora escrita desde Sealand

sábado, 22 de noviembre de 2008

La Tierra, hueca. I: De Halley a Gardner pasando por Symmes


A TODO EL MUNDO:
Declaro que la tierra es hueca y habitable en su interior; y contiene varias esferas sólidas concéntricas, unas dentro de las otras, y que está abierta por los polos doce o dieciséis grados. Dedico mi vida en defensa de esta verdad y estoy dispuesto a explorar el hueco si el mundo me apoya y ayuda en esta empresa.

Tengo pendiente de impresión un tratado con los principios del asunto, donde muestro pruebas de la tesis anterior, una recopilación de diversos fenómenos y la revelación del «Secreto Dorado» del Dr. Darwin.

Pido un centenar de compañeros valerosos, bien equipados, para partir de Siberia en otoño, con renos y trineos, en el hielo del mar helado, y cuento con que encontremos una tierra cálida y rica, repleta de vegetales y animales, si es que no hay hombres, al llegar un grado al noroeste de la latitud 62; volveremos en la primavera siguiente.

JNO. CLEVES SYMMES
De Ohio, antes Capitán de Infantería

En 1692, Edmund Halley, el del Cometa, escribió que la Tierra era una esfera hueca de 500 millas de espesor, con dos esferas huecas más dentro de los tamaños de Marte y Venus, y en el centro una esfera sólida del tamaño de Mercurio, todas pobladas. Las esferas interiores tendrían sus propios polos magnéticos y rotarían, lo que explicaría algunas anomalías en las brújulas. El problema de la iluminación estaría solucionado por su atmósfera fluorescente, que los lapones pueden ver en forma de aurora boreal.

Leonard Euler jugueteó también con la idea de la Tierra Hueca, aunque como experimento mental. En su modelo la única esfera interior era un pequeño sol de 600 millas de diámetro. John Leslie modificó la teoría. Según él, había no uno sino dos soletes, que llamó Plutón y Prosperina. Leslie es la fuente de inspiración de Julio Verne en Viaje al Centro de la Tierra.

John Cleves Symmes Junior, donde el Junior indica que no se trata de un tío rico y pionero famoso que tenía mil kilómetros cuadrados en Ohio decidió, tras acabar la Guerra de la Independencia condecorado, defender durante su vida la teoría de que la tierra era hueca y que contenía al menos otras cuatro esferas huecas, todas con un hueco en los polos y con vida pululando, que aunque resuelve el problema de la iluminación, no sería del todo satisfactorio. Pero bueno, ya se apañarían. Los anillos de Saturno le parecieron la prueba de que los astros se ordenaban de forma concéntrica.

Entre las esferas habría un fluído aéreo elástico, distinto del aire, constituido de esferas tan diminutas que no se pueden ver con microscopio. Estas partículas ejercen la fuerza que llamamos gravedad.


Con la intención de demostrarla envió en 1818 cartas a cien empresas gordas pidiendo fondos para explorar los polos. Recorrió el país durante diez años voceando su teoría, pero se reían de él. Le pidió dinero al Congreso en 1822 y 1823. En esta última votaron a favor 25 congresistas. En 1929 murió, y hoy se puede ver un monumento que le dedicó su hijo en Hamilton, Ohio.

Dejó varios discípulos convencidos, los más ferviente de los cuales fueron James McBride, autor de The Symmes' Theory of Concentric Spheres, Jeremiah Reynolds, del que hablaremos dentro de poco, y su hijo Americus. Alegaban que las evidencias eran abrumadoras: las había físicas y climáticas, pues los huracanes y ventoleras estarían causados por viento chupado en los agujeros, pero también estaban las migraciones animales y testimonios de viajeros. Pero la razón principal era la economía. Así como los huesos son huecos, la idea de hacer la tierra hueca supone un ahorro de material (a great saving of stuff) que no debió pasarle desapercibido al Creador.

En 1920 se publicó un libro, Symzonia, a Voyage of Discovery, firmado por un tal Captain Adam Seaborn, una sátira que no descorazonó a los discípulos de Symmes.

Reynolds, hombre del tipo orígenes-modestos-hecho-a-sí-mismo, continuó el proselitismo de ciudad en ciudad hasta que consiguió el apoyo del gabinete del Presidente, John Quincy Adams, que le prometió financiación pública para explorar el agujero polar. Sin embargo perdió las elecciones antes de darle los fondos a Reynolds y su sucesor, Andrew Jackson, abortó la expedición. Aquellos días eran propicios; los Estados Unidos tenían un complejo de inferioridad cultural, y la causa de la exploración polar encauzó el patriotismo, así que poco más tarde convenció a un tal Watson, capitalista de Nueva York, y en octubre de 1929 zarpó del puerto de Nueva York con dos naves: Annawan y Serpa rumbo al gran boquete del Polo Sur. Lo llamaron La Gran Expedición Americana.

Cuando la travesía llegó al antártico las cosas se complicaron, encontraron olas del tamaño de montañas y grandes bloques de hielo que consiguieron esquivar. consiguieron llegar a tierra, al continente antártico, pero descubrieron que allí no había nada que comer y sus provisiones se estaban acabando. Por suerte encontraron un león marino que llevarse a la boca. Al final se convencieron de que el agujero polar estaba cubierto por hielo y decidieron volver a casa. Pero en Valparaíso la tripulación se amotinó, dejó en tierra a Watson y a Reynolds y se fueron rumbo al norte izando una bandera pirata. En Chile estuvo lidiando con los indios Araucanos, que se dice que comandó como coronel contra una tribu vecina. Su aventura Chilena se acabó cuando una fragata de guerra estadounidense llegó a Valparaíso. Reynolds volvió en ella y aprovechó para escribir sus aventuras. En una de ellas hablaba de una ballena blanca capaz de hundir barcos, Mocha Dick . Este testimonio le dio la inspiración a Herman Melville para su Moby Dick, y es posible que los ecos de sus charlas en Baltimore sobre la tierra hueca le llegaran a Poe y sirvieran de inspiración para su Arthur Gordon Pym, El manuscrito en la botella y La incomparable aventura de un tal Hans Pfall. Al parecer, las últimas palabras de Poe fueron "Reynolds, Reynolds". No se sabe si se refería a nuestro Reynolds o a algún trineo. El tirón de la teoría de la Tierra Hueca en la cultura popular se tradujo también en las novelas Las Montañas de la Locura de Lovecraft y el entorno de Pellucidar de Edgard Rice Burroughs, que es un lugar lleno de reptilianos.


En 1896 apareció una novela de título Beyond the Verge, de Witt C. Chipman. En el libro, las tribus perdidas de Israel han acabado dentro de la tierra hueca. El hallazgo de que los polos estaban cubiertos por una capa hielo impenetrable para los judíos, por muy perdidos que estuviesen, no detuvo a todos. A los mormones la explicación les cuadró, y hoy en día todavía algunos intentan organizar expediciones a los polos en busca de las tribus perdidas de Israel.

En 1906 William Reed publica El fantasma de los polos. En esta obra Reed expone una colección de testimonios y hechos que apoyan la teoría de la tierra hueca y perforada en los polos. Polos que, decía, no se podían explorar, por la impepinable causa de su inexistencia. Si los exploradores árticos dicen que los vientos del norte hacen bajar la temperatura ¿no será porque provienen del interior terráqueo, más calentito?


Tras las correrías por los polos que nos contó Mecano, podría parecer que los partidarios de los boquetes polares estaban de capa caída, pero no hay que dejar que la evidencia te arruine una buena teoría.

Poco después, en 1908, Willis George Emerson publicó su The Smoky God, or, a voyage to the inner world. Es una novela supuestamente basada en un suceso real en la que un pescador noruego que llega al interior de la tierra, donde se encuentra con una civilización avanzadísima de vegetarianos muy longevos.

En 1913 la teoría de la Tierra Hueca cobró un nuevo impulso de la mano de un nativo de Aurora, Illinois: Marshall B. Gardner. Este hombre, que trabajaba en el mantenimiento de máquinas de corsetería, publicó ese año un libro titulado A Journey to the Earth's Interior.A Gardner, la idea de las esferas concéntricas de Symmes le parecía una excentricidad fantástica, y no le hacía ninguna gracia que le compararan con él ni con otros locos que no se basaban en los hechos como él hací. Pero lo que sí veía claro es que la Tierra está hueca, con agujeros en los polos, y tiene un espesor de 800 millas. Dentro hay un solete de 600 millas de diámetro que calienta la cáscara, como decía Euler. Los demás planetas están hechos siguiendo el mismo esquema. La aurora boreal es luz del solete interior que se escapa. Los mamuts congelados que aparecen de tanto en tanto vienen del interior del planeta, así como los esquimales. Su modelo de la Tierra Hueca está patentado (#1096102).
Dedicó su libro a demostrar que los exploradores nunca habían llegado al polo. Como no le recibían como el genio que creía ser, supuso que la Primera Guerra Mundial había eclipsado su hallazgo, así que publicó una versión muy ampliada en 1920. Los científicos, como los masones, no te aceptan si no eres uno de los suyos, pero con Gardner la Tierra Hueca había cobrado un armazón pseudocientífico de lo más aparente. La semilla estaba plantada.

Para saber más:
Earth a Hollow Sphere
The romantic history of Jeremiah N. Reynolds
OliverCowdery.com -- The Premier Web-Site for Early Mormon History
Colección de enlaces
The Book of Earths
Fads and Fallacies in the Name of Science, Martin Gardner.
http://subterraneus.blogspot.com Bibliografía sobre la tierra hueca
Blog excelente sobre la Tierra Hueca
What Curiosity in the Structure: The Hollow Earth in Science
Entrada sobre el tema en el blog Ausente

1 comentario:

Unknown dijo...

Interesante...también leí algo en unos libros antiguos chilenos como el 80 o 90`s que se llaman "enigmas" son como libros de bolsillo casi, pequeñitos, muy buenos...y verne no! pero será tan así?